* Historias en verde - 4ª reflexión - Los árboles en la Historia
* Historias en verde - 3ª reflexión - De cómo han evolucionado
* Historias en verde - 2ª reflexión - Los árboles en la ciudad
* Historias en verde - 1ª reflexión - Los árboles en nuestra ciudad
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Sevilla
julio 2106
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HISTORIAS EN VERDE. -LOS ARBOLES EN LA CIUDAD
4ª REFLEXION
LOS ARBOLES EN LA HISTORIA
José Elías Bonells.
-Ex adjunto a la Jefatura del Servicio de Parques y Jardines del Ayuntamiento
de Sevilla
En relación al largo tiempo en
el que las plantas y los árboles han evolucionado, los 5.000 años del (Pinus
aristata) parecen un momento, y todavía tienen que conocer durante su
largo período de vida muchas nuevas y modernas civilizaciones. Es alrededor de
un árbol antiguo donde los hechos de la Biblia tienen lugar. Fue hace miles de
años, cuando las civilizaciones griegas se levantaban y caían, y sobre tres mil
años la dominación del Imperio Romano.
Podían ser vistos por el primer
hombre que cruzó Asia a través del puente de tierra que conectó Siberia con
Alaska. En este tiempo los europeos viajaban sobre tierra firme desde América,
fue hace 4.000 años. Toda la civilización europea del Este fue tomando sitio,
era ya tan antigua, como muchos árboles que existían.
Admitiendo que existen pocos árboles
que vivan como él (Pinus aristata,) y que hay otros árboles que han vivido con
Chauser o Shakespeare cuando escribían, admitimos que los árboles sobreviven
muchos años. Hay otras plantas que forman comunidades, que pueden vivir muchos
años, pero en estos casos es difícil discernir cuál es la planta primitiva u
original, o a menudo, si ésta existe.
Debido a su longevidad, muchos
árboles tienen asociación con hechos históricos. El plátano (Platanus
x hispánica), bajo el cual Hipócrates se sentó en la isla de Kos, no
existe en la actualidad, pero sobrevivió durante largos años.
Los plátanos fueron objeto de
veneración durante muchos años en la antigüedad. Xerxes se detuvo
especialmente- mientras marchaba hacia Persia para invadir Grecia- para visitar
un gran plátano que le gustaba y el cual colgaba joyas en sus ramas. Carlos II
fue capaz de esconderse en las ramas de un roble en Boscobel, el roble no
existe, pero el arce en el cual el duque de Monmouth se escondió 40 años más
tarde permanece todavía. El roble cerca del cual Guillermo II fue asesinado en
New Forest esta reconocido que es el mismo que se muestra a los turistas hoy en
día.
Una pequeña atención mereció el
lugar del nacimiento de Shakespeare, cuando en la mitad del siglo XVIII el
famoso actor David Garrik acudió a un festival en Stratford. Una morera estuvo
creciendo en el antiguo jardín de Shakespeare, pero, aunque ha durado 200 años,
fue pronto destruida para hacer recuerdos. Todavía hoy, algunas moreras crecen
fácilmente de los rebrotes de aquélla, y no es imposible que muchas de ellas
sean de la que inició su vida como la morera de Shakespeare.
Todavía existen muchos sauces
de la época de Napoleón. Existió un sauce llorón en Longmoor en Santa Elena,
donde Napoleón se exilió. Después de su muerte fueron tomados esquejes de los
mismos convirtiéndose desde entonces en un árbol popular en Francia e
Inglaterra. Presumiblemente, mucha gente fue engañada con estos sauces
llorones, pero no cabe duda algunos fueron originales.
Lo mismo de podría hacer con el
ombú que planto Hernando Colon en la Cartuja.
Porque los árboles viven muchos
años, son frecuentemente utilizados para conmemorar algún evento. Una visita
real es frecuentemente celebrada con la plantación de un árbol, siendo muchas
las veces que un árbol singular es plantado.
Que yo recuerde, el presidente el Líbano plantó un cedro, un regente de
las Islas Canarias un drago, una embajada japonesa unos cerezos, un concejal un
ficus y un amigo quiso plantar un árbol el día que había nacido su hijo,
algunos todavía viven... Cerca de la abadía de Amesbury, en Wiltshire, pueden
ser contemplados grupos de hayas, que parecen plantadas al azar y en realidad
representan la posición de las escuadras inglesa y la francesa en la batalla de
Trafalgar. En Solikull, Birmingham, existe una excelente avenida de tilos,
plantada en 1.815 para celebrar la victoria de Waterloo. En Packwood, en
Warwickshire, una colección de pirámides topiarias de tejo representa el sermón
de la montaña. Dicen que fueron plantados en la época medieval o en el siglo
XVII, pero en realidad lo fueron en 1.850.
LOS ARBOLES EN LA RELIGION
Los árboles siempre han sido
significativos en la religión. El árbol bajo el cual Buda se sentó es el (Ficus
religiosa); mientras otro ficus es asociado con el dios hindú Krishna (Ficus
krishnae). El muérdago (Viscum álbum)
tuvo gran significado religioso para los "Druids" y Frazer fue capaz
de escribir muchos volúmenes en el mordaz Golden
bough. Desgraciadamente conocemos poco sobre los "Druids" (sacerdotes-magos
del pueblo celta), sin embargo, sabemos que sólo un tipo de muérdago vive sobre
los robles en Francia y Gran Bretaña, lo que sugiere que hay algo cierto acerca
de la leyenda. Cuando los paganos, como los anglosajones, se convirtieron al
cristianismo, los misioneros recibían instrucciones de incorporar sus
supersticiones en los rituales de la iglesia.
La gente que vive en climas
templados- donde muchos árboles tiran sus hojas en invierno- los árboles de
hoja persistente son observados con reverencia. Por ello es por lo que cantamos
villancicos al acebo, la hiedra y el muérdago en Navidad, y ponemos el árbol de
Navidad en nuestras casas, aunque el árbol de Navidad es una introducción más
reciente, fue traído por el príncipe Alberto de Inglaterra durante el último
siglo.
Los árboles relevantes
despiertan una cierta admiración, el (Crataegus monogyna "biflora")
es un ejemplo. En apariencia, es semejante a un espino majoleto, sin embargo,
posee abundantes floraciones que, en inviernos templados aparecen desde
enero-febrero. Después de que el calendario fue reformado en el siglo XVIII, la
Navidad cae en diciembre. La leyenda indica que después de que Cristo murió,
José de Arimatea viajó a Glastonbury para convertir a los anglosajones. Como
manifestación de la divinidad de Cristo, clavó su cayado en la tierra, donde
enraizó y floreció el día de Navidad.
Una leyenda similar se cuenta
en Alemania acerca de Tannhauser, donde un peregrino se convirtió en una flor y
fue incorporado en la ópera de Wagner.
El árbol parece ser un símbolo
universal religioso desde el árbol de la vida de Buda (Lignum vitae), a través
del conocimiento de Yggdrasil en la mitología Nórdica. En el Nuevo Testamento,
Jesús maldice la estéril higuera y Judas se ahorca en un sauco de acuerdo a una
tradición, ó quizás en un árbol de Judas (Cercis siliquastrum) que es más
común que el sauco en Palestina.
El origen de la corona de
espinas es un problema que ha preocupado largamente a los botánicos religiosos.
El candidato más popular parece ser el (Paliurus spina-christi), espina de
Cristo, pero las formidables acacias armadas de púas de la región pueden ser
candidatas aventajadas, para decidir, hay varias plantas para escoger.
La mirra de los ismaelitas y de
Jacob era obtenida de un tipo de jara (Cistus spp.), pero la mirra
discutida en el Éxodo y los Salmos es originaria de otra planta. Es posible que
sea de la exudación de una goma de (Balsamodendron myccha,) planta
nativa de Arabia y Somalia.
El tejo (Taxus spp.) tiene una
remota conexión con la religión, habiendo sido plantado en muchos cementerios
en Inglaterra, igual que los cipreses (Cupressus
sempervirens) en nuestras zonas mediterráneas.
EL VIEJO MUNDO
¿Cuáles fueron los árboles
que nos trajeron los romanos o qué plantas trasladaron de un lugar a otro de su
vasto imperio?
Las
plantas útiles son siempre cultivadas y transportadas antes que las
ornamentales. Si los romanos trajeron el castaño y el nogal a Europa, lo
hicieron porque querían sus frutos.
A
mediados del siglo XVII, después de varias expediciones botánicas, las plantas
del Viejo Mundo eran ya muy conocidas e introducidas, en 1.600 el castaño de
Indias procedente de Asia Menor, a mediados del siglo el cedro del Líbano
(1.746).
Con
John Tradescant (1570-1638) se inicia la introducción de árboles del Nuevo
Mundo.
China
era la cuna de los jardines. Los emperadores chinos, durante más de 5.000 años
habían coleccionado plantas.
China
no tenía ningún deseo de permitir la entrada de los bárbaros.
Todas
las relaciones con China estaban sujetas al capricho imperial. D’Incarville
tuvo suerte y después de él, las puertas se cerraron de nuevo.
La
jardinería china hizo furor en Europa durante un tiempo, con la construcción de
pagodas en los jardines, la primera en Kew (1.761).
Con
el Japón la historia fue muy semejante; los europeos eran mantenidos a
distancia, sólo los holandeses fueron autorizados a comerciar, pero se les
confinó a una isla donde podían salir sólo una vez al año para llevar regalos
al emperador en Yedo (Tokio).
Kaemfer,
doctor y botánico alemán al servicio de la Compañía Holandesa de las Indias
Occidentales hizo las primeras descripciones de los árboles japoneses, él
descubrió el Ginkgo (árbol de origen chino, pero que al igual que el arte de la
jardinería, fue importado al Japón muy pronto).
En
los comienzos del siglo XIX, los botánicos recorrieron el mundo de acá para
allá como las hormigas. Les faltaba llegar al Extremo Oriente, donde su único
contacto era la Compañía de Indias del Este en la costa de China.
La
intrepidez de un oculista bávaro, Philip von Siebold (quien era capaz de curar
cataratas) le dio la oportunidad de penetrar en el Japón y hacer el primer
reconocimiento de su flora.
¿Qué
ocurrió con todas las plantas y los trabajos resultantes de estas expediciones?
¿Surgió
una escuela de jardineros paisajistas que aprovechara tal cantidad de material
nuevo y maravilloso?
Esto
fue en realidad lo que ocurrió, se utilizaron los jardines, se realizaron
colecciones de árboles (arboretos), se plantaron en jardines botánicos y otras
se cultivaron en viveros comerciales como más adelante detallamos.
Sevilla
julio 2106
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HISTORIAS EN VERDE. - LOS ARBOLES DE LA CIUDAD
3ª REFLEXION
DE CÓMO HAN EVOLUCIONADO
José Elías Bonells. - Ex adjunto a la Jefatura del Servicio de
Parques y Jardines del Ayuntamiento de Sevilla.
Para
averiguar la evolución de los árboles sólo poseemos los antecedentes fósiles
para guiarnos, aunque no nos ofrecen demasiada exactitud. En primer lugar, no
es cierto que cualquier planta pueda conservarse como fósil. En segundo lugar,
después que son las partes duras de los animales y las plantas las que se
conservan, es más frecuente que estén presentes elementos maderables, que las
partes frágiles de las ramas y las hojas.
Existe una excepción de todos modos. Los granos de polen parecen ser
indestructibles y se encuentran frecuentemente donde se encuentran los grandes
fósiles. Sin embargo, a la hora de identificarlos, los granos de polen pueden
corresponder a cualquier planta existente en la zona, aunque muchos
corresponden a las primeras plantas de cualquier rastro de fósil puede que sean
completamente diferentes a las de hoy en día, por lo que el polen no se
considera realmente identificable.
En áreas pantanosas las plantas se conservan mejor que en áreas secas,
es por ello que hemos adquirido más conocimientos de las plantas que se han
desarrollado en zonas húmedas. A pesar de todo, la ocasión de encontrar árboles
fosilizados es bastante remota, hay muchos organismos de los que no existe
rastro.
Es también probable que cuando algo está fosilizado sea bastante
extendido y por tanto conocido.
De acuerdo con las investigaciones realizadas, las primeras coníferas
aparecieron hace 225 millones de años, pero pueden haber evolucionado
considerablemente con anterioridad.
Las primeras plantas con comportamiento de tejidos parecidos a las plantas
modernas aparecieron hace 400 millones de años. Muchas de las plantas
primitivas, como los musgos, pueden haber evolucionado antes. En esta época, la
tierra estaba desprovista de animales vivientes, sin embargo, había una gran
cantidad de formas de vida en los mares. Las plantas, entonces, podían
colonizar cualquier hábitat sin ningún temor de competición. Consecuentemente,
eran muy grandes y mucha parte de la tierra estaba cubierta de bosques. No eran
bosques de árboles, sino de musgos y grandes Cola de caballo (Equisetum).
Muchos musgos modernos son plantas pequeñas igual que la Cola de caballo, sin
embargo, la Cola de caballo gigante (Equisetum giganteum) puede alcanzar
una altura de 10 m. Hay helechos que también, incluyendo uno que no se ha extinguido
pero que aparentemente produce semillas, que puede haber sido el antepasado de
las cicas o el principio de las coníferas, que no aparecieron claramente hasta
los 250 millones de años. En este tiempo los primeros anfibios estaban
apareciendo.
Entre 345 y 280 millones de años antes, el clima sin embargo era seco.
Las familias de plantas dominantes eran incapaces de adaptarse y perecían, sin embargo,
sus restos fosilizados están todavía presentes en depósitos de carbón o
petróleo.
Pero estos grandes bosques desaparecieron y otros árboles tomaron su
lugar. Fueron las coníferas y las cicas. Al mismo tiempo, los reptiles e
insectos fueron apareciendo y poco después aparecieron los grandes mamíferos.
Esta fue la época de los dinosaurios, muchos de ellos evolucionados como
pájaros, al mismo tiempo que apareció el ginkgo, 180 millones de años antes.
Las primeras plantas con flores aparecieron 140 millones de años
antes, cuando el clima llegó a ser tan frío que los dinosaurios eran incapaces
de subsistir. El polen del nelumbo (Nenúfar) aparece entonces, pero
muchos rastros de plantas de flor datan de 136 millones de años antes.
Incrementándose su variedad en los siguientes 70 millones de años.
Aparte de las magnolias y los nenúfares, pocas de estas primeras plantas
de flor tienen mucha conexión con las que vemos hoy en día y es sólo
recientemente, desde hace 54 millones de años, cuando plantas similares a las
de hoy en día aparecieron. Parecen haber sido en su mayor parte árboles que
formaban bosques en las partes más calientes del globo. En este tiempo, muchas
de las plantas que ahora vemos necesitadas de condiciones tropicales podían ser
encontradas en algunas zonas del planeta. En este periodo, muchas montañas
emergieron, como el Himalaya y los Alpes, mientras su actual posición en el
continente aparece reciente, como siete millones de años antes. Cerca de un
millón y medio de años antes, los polos fueron formados y el clima cambió
radicalmente.
El número de árboles disminuyó y su lugar fue ocupado en muchas regiones
por plantas herbáceas. Por otra parte, la extensión de los animales herbívoros
significó que los bosques no fueran reestablecidos en semejante grado. La
vegetación y la distribución de los animales salvajes fueron afectadas por una
serie de años glaciares que causaron grandes cambios en la vegetación.
Los bosques aparecen reproducidos a gran escala cerca de 8.000 años
después, presumiblemente como resultado de una temporal disminución del número
de los animales herbívoros, lo que permitía a los árboles reestablecerse por sí
solos. El lapso de tiempo fue tan enorme que es imposible darse cuenta de lo
que sucedió (90 millones de años separaron las primeras coníferas de las
primeras plantas de flor).
Extraordinariamente, algunas plantas han sobrevivido sin cambios
aparentes por millones de años. Nadie en los tiempos modernos ha visto el
Ginkgo vivir como planta salvaje. A pesar de todo ha sobrevivido en China
durante largo tiempo, como consecuencia de haber sido plantados alrededor de
los templos como se hace todavía en nuestros días, habiendo existido desde 190
millones de años como alimento de los dinosaurios. Otra planta, algunas veces
empleada por sus tintes otoñales, el Cercidiphyllum, ha sobrevivido con
pocos cambios desde hace 40 millones de años.
Muchas de las plantas modernas parecen datar del Mioceno, hace 26 ó 27
millones de años, mientras 54 millones de años antes el Ártico estaba cubierto
con bosques de Metasequoia glyptostroboides. Este árbol, sin embargo, fue
extinguido hasta que un pequeño grupo de estos árboles fue descubierto en China
en 1.941. Se propagó rápidamente por esquejes y ahora crece en muchos jardines
de todo el planeta. En un jardín de Escocia es utilizada para setos. El Pinus
aristata puede decirse que ha desaparecido como autóctono, pero sin
embargo, las plantas pueden vivir 5.000 años y cultivadas por su valor
ornamental, pueden sobrevivir durante muchos más años todavía.
Los granos de polen son casi indestructibles, pero hay un gran número
de plantas que no producen polen. Su identificación es una invención
relativamente moderna. Las primeras plantas en la tierra aparecieron hace 400
millones de años, mientras el polen llegó 200 millones de años después. Cuando
decidimos qué plantas de flor son primitivas u originales, es necesario
observar sus partes florales. Muchos árboles dependen del viento para
polinizarse, algunos llevan flores masculinas y femeninas en una sola planta.
Estas plantas pueden ser consideradas como primitivas. Del mismo modo, las
plantas que llevan flores de un sólo sexo en el árbol son consideradas
primitivas de origen. En estas circunstancias es imposible que un árbol aislado
se reproduzca.
Las flores en las que sus partes reproductoras no están claramente
diferenciadas son también consideradas como primitivas o rudimentarias, como
podemos comprobar en los restos de dos plantas primitivas, la magnolia y el
nenúfar. En sus flores, aunque el estilo y el estigma son claramente definidos,
los estambres pueden envolverse dentro de sus rudimentarios pétalos, mientras
los sépalos y pétalos no están claramente diferenciados. Esto no es una
indicación firme, las orquídeas son consideradas bastante recientes y todavía
es difícil diferenciar los sépalos de los pétalos. Sin embargo, otra
característica de muchas plantas primitivas es que las partes florales son
numerosas. Las orquídeas sólo poseen seis hojas florales, dos grupos de polinia
y una superficie estigmática, mientras que en la magnolia, por ejemplo, existen
numerosas hojas florales, estambres y estigmas.
En las plantas más primitivas el estigma no está claramente definido.
En la amapola, por ejemplo, es simplemente una arruga en el carpelo inmaduro.
Las flores tempranas están caracterizadas por pétalos siempre separados; a
veces juntos se fusionan, como en el Convolvulus, que es considerada más
reciente. Las flores sin pétalos son generalmente signo de reciente evolución,
particularmente cuando éstas están agrupadas y rodeadas por brácteas parecidas
a pétalos o sépalos, que dan la impresión de una gran flor.
Muchas plantas de la familia de las margaritas poseen un anillo
exterior radial de floretes, generalmente masculinos, y un capítulo de flores
en disco insignificantes, que son hermafroditas.
Una margarita no es una flor, pero un considerable número de las que
se unen parece una sola flor. Las hortensias (Hydrangea hortensia) y plantas parecidas al (Viburnum opulus) (Bola
de nieve) nos muestran tendencias similares.
Las plantas herbáceas aparecieron después de los árboles, durante los
cambios climáticos, a veces excesivamente secos o con bajas temperaturas
causadas por la disminución de árboles. Cuando los glaciares se retiraron al
final del periodo glacial, aparecieron las plantas anuales, tomando ventaja a
las descubiertas recientemente, transformando la tierra. Muchas plantas
herbáceas llegan a su madurez y florecen antes que los árboles, por lo que
evolucionaron más rápidamente como generaciones adicionales con capacidad de
cambio. Anuales y bienales se reproducen así mismo rápidamente. En periodos de
cambios climáticos, son las plantas que se han adaptado mejor a la
supervivencia.
Sevilla julio 2016
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HISTORIAS EN VERDE - LOS ARBOLES EN LA CIUDAD
2ª REFLEXION
EL HOMBRE Y LOS ARBOLES
José Elías Bonells
Ex- adjunto a
la Jefatura del Servicio de Parques y
Jardines del
Ayuntamiento de Sevilla
Una
de las características principales del avance de las civilizaciones ha sido el
incremento del uso del fuego, se ha precisado para cocer cerámicas, para la
extracción de metales, así como para otros procesos técnicos. Por mucho tiempo
la madera no sólo ha sido la más accesible, sino la única fuente de obtención
de altas temperaturas. Ha sido esencial para la construcción de viviendas, de
barcos y posteriormente para la construcción de carros para transportar
materiales o para la construcción de viviendas.
Si la tierra es dejada sin interferencias humanas,
generalmente alcanza lo que es llamado un "clima
de vegetación", que es a menudo un bosque.
Norteamérica fue cubierta de bosques hasta el siglo
XVIII, los bosques de Europa habían desaparecido antes, a pesar de que un
número de regiones fueron dejadas para proveer hábitats para los animales que
podían ser utilizados como alimento. Los nuevos bosques de Inglaterra y el
bosque de Fontainebleau en Francia, fueron reservas reales de caza, pero en
general los bosques no fueron reservados nada más que como recurso de
combustible.
DEL BOSQUE A LA TIERRA DE CULTIVO
La agricultura es el primer escalón esencial en la
civilización y cuando los animales fueron domesticados fue la hierba y no los
árboles lo que los granjeros deseaban. Probablemente los colonos originales les
llamaba la atención lo que se conoce como desbrozar y quemar.
Con este fin los árboles eran cortados en una
pequeña área y la tierra era cultivada. Una vez quedaba exhausta era dejada y
otro trozo de bosque era talado. El método es correcto para tierras de cultivo,
pero para los animales la hierba era necesaria de forma continuada. Cuando el
desbroce y quema de senderos se abandona, el bosque puede regenerarse, el
aclareo no era suficiente ya que causaba la erosión del suelo. Cuando la tierra
se cubrió de animales herbívoros, los pequeños árboles eran devorados junto con
las otras hierbas. Hasta hace poco, el hombre siempre ha considerado que la
naturaleza era inagotable y no cambiaría, los recursos naturales han sido
despilfarrados hasta una tasa que hoy en día parece extremadamente temeraria y
en la actualidad, cuando son conocidos estos factores, poco práctico se hace
para solucionarlos o lo que se hace para conseguir una sostenibilidad necesaria
es insuficiente ante el gran consumo mundial irrefrenable.
A través de los siglos el uso de la madera ha
cambiado. Originalmente han sido los proveedores de todo lo esencial y han
continuado siéndolo durante muchos siglos. También fueron santuario de deportes
en la naturaleza, algunas regiones fueron reservadas para los taladores, otras
para la caza.
Con el incremento del uso del carbón renació un nuevo
aprovechamiento comercial el aclareo.
En esta técnica los árboles eran cortados y retirados a intervalos regulares, y
se les permitía que crecieran de nuevo o rejuvenecieran hasta que entraran en
un nuevo turno de tala. El aclareo todavía se realiza, aunque mayormente para
material de vallados, para producir carbón, celulosa de papel o madera. Con la
desaparición de los bosques primitivos, los terratenientes iniciaron
plantaciones como recurso a sus ingresos. En el siglo XVIII realizaron
plantaciones de árboles maderables. Esta explotación forestal lideró el
reestablecimiento de una gran parte de los bosques desaparecidos. Fue sin embargo
una actuación insignificante ante lo que había desaparecido. Los bosques
originales fueron de árboles que eran nativos de la zona donde estaban
establecidos, mientras que las plantaciones forestales eran realizadas con
árboles originarios de otros países.
Un catálogo de árboles forestales ingleses de 1.777
describía entre otros los géneros y especies del Fraxinus caroliniana, el Fraxinus ornus, el Juníperus virginiana,
el Chamaecyparis thyoides, el Aesculus hippocastanum, la Castanea sativa, el
Quercus coccinea, el Quercus ilex y pinos de otros países, Populus
spp. y Junglans spp., muchos de ellos desestimados hoy en día para
plantaciones forestales, pero lo más importante a destacar es que muchos de
ellos no eran árboles autóctonos de Inglaterra. Probablemente los catálogos
franceses, españoles o italianos presentaban especies exóticas similares.
Durante mucho tiempo la mayoría de los bosques fueron plantados con árboles
introducidos, ahora con menor difusión todavía sigue haciéndose en algunos países,
otros lo han reconsiderado y actúan con autóctonos.
Durante el siglo XVIII muchos terratenientes habían
creado sus parques. El jardín formal del siglo XVII era muy caro de mantener y
costoso de establecer, un estilo más natural fue imponiéndose. Mucho debido a
Lancelot (Capability) Brown, quién aparte del Cedro del Líbano (Cedrus
libani) trabajó con muchos árboles nativos con las excepciones del
plátano y el Larix. Francia e Italia poseían más árboles nativos propios por lo
que tenían menos tentación de darse el gusto de plantar especies exóticas. Los
franceses eran muy partidarios de la falsa acacia (Robinia pseudoacacia).
Gracias a Brown y sus discípulos el paisaje inglés está todavía basado en
especies nativas, pero podía haber sido muy fácilmente de otra manera.
Muchos bosques actuales han sido creados por el
hombre y esto ha propiciado que se planten especies originarias de otros
países, un claro ejemplo lo tenemos en el norte y en el Sur con las variedades
australianas de mimosas y eucaliptus forestales.
Los bosques originales, en la región templada están
compuestos generalmente por pocas especies, probablemente no más de dos, en la
que una predomina, en las regiones frías, en las cuales la conífera es el árbol
principal, sólo una especie se presenta en vastas regiones. Esta
especialización tiene sus peligros, la plaga holandesa del olmo en toda Europa
lo ha demostrado. Otro ejemplo de la vulnerabilidad de las especies singulares
es el castaño americano (Castanea dentata), que ha sido
atacada desde el final del último siglo por el mal del castaño, que fue introducido accidentalmente del Este de
Asia. Como resultado de la plaga algunas autoridades en la materia vaticinan la
desaparición del castaño americano en pocos años, otro caso es la aparición de
la Phoracantha semipunctata
en las plantaciones de eucaliptus. o el Rhynchophorus
ferrugineus. Picudo rojo en las palmeras y otras que atacan en distintos
países al arbolado.
Esta claro que, bajo el punto de vista de un
forestal o de un cultivador ornamental, un bosque mixto no es sólo más
atractivo de contemplar, sino que también puede ser más saludable. Es mejor
perder unos pocos árboles que todo un bosque.
La extinción de las viñas francesas por la Phylloxera a mediados del siglo XIX
causó verdadero pánico. Este es otro ejemplo de una plaga que, aunque de menor
importancia en Estados Unidos, tuvo devastadores efectos cuando se introdujo en
otros países. Las viñas europeas tuvieron que ser injertadas con los
portainjertos americanos para que la Phylloxera
dejara de ser mortal.
UTILIZACION DE LOS ARBOLES
La belleza de los árboles y su efecto en el paisaje
han sido apreciados desde hace miles de años y su atracción fue particularmente
apreciada en Oriente. Tiglath Pileser alardeaba de sus árboles nuevos, los
embajadores griegos estaban asombrados cuando el rey persa Cyrus El Grande les
decía que había plantado personalmente muchos árboles en su parque- los griegos
normalmente dejaban toda la jardinería a los esclavos.
En un viaje de conquista, otro monarca persa,
Xerxes, quedó tan impresionado por un gran plátano que colgó joyas en sus
ramas. De la literatura griega se puede pensar que sólo existían plátanos.
Sófocles y Platón los mencionan e Hipócrates estableció su clínica bajo un
plátano en la isla de Kos.
En un tiempo más reciente, los árboles han sido
considerados como los elementos más importantes cuando se plantaban en un
jardín. Admitiendo que los árboles pueden ser tallados- como en las villas de
Pliny en los primeros años de nuestra era- en el jardín del Renacimiento renace
la práctica en lo que se creía era un jardín clásico, fue el ciprés el que
primero fue utilizado para crear setos y para darle formas arquitecturales.
El Ciprés mediterráneo- Cupressus sempervirens- no aparece más lejos que en el Norte y
en los grandes jardines franceses e ingleses entre otros árboles. Estos eran
siempre plantados formando grandes setos, a menudo formados al tresbolillo o
plantados a lo largo de grandes avenidas. Independiente de convertirlo en el
árbol simbólico de nuestros cementerios.
Cuando el jardín informal estuvo de moda, el
bosquete formal fue reemplazado por el salvaje y las avenidas rectas fueron
sustituidas. La naturaleza hizo aborrecer las líneas rectas, todos los caminos
eran curvos y ondulados. Pero, aunque el conjunto era alterado, los árboles
eran todavía los principales elementos del diseño. En agricultura se
desbordaron las plantaciones, los árboles eran plantados en las praderas para
dar sombra al ganado en los calurosos días de verano, pero quizás no por
razones estéticas. Fue también a lo mejor para que el colono tuviera una
pequeña plantación de árboles en su parcela para poder aclarar y usar la madera
para la reparación de sus vallados, que en aquel entonces se construían de
madera.
Muchos de los setos estaban muy cuidados, pero,
ocasionalmente, un árbol era dejado crecer en su porte natural. Los árboles
formaron casi parte del paisaje agrícola al igual que los jardines. Esto parece
haber sido más remarcable en Gran Bretaña que en otras partes de Europa.
Esta insistencia en los árboles probablemente se
refleja en una antigua sensación de que el paisaje con árboles es más
agradable, mientras que los paisajes sin árboles son hostiles. Las estériles
zonas sin árboles cubren vastas zonas del Ártico y el Antártico, que cubiertas
de hielo resultan extremadamente hostiles, lo mismo sucede en la cima de las
altas montañas, que aunque son atractivas en verano cuando la nieve se ha
derretido y la hierba es invadida de flores, aparecen desiertas cuando están
cubiertas de nieve.
Los desiertos, sin embargo, son contemplados como
ambientes hostiles siendo la apariencia de árboles una de las características
sobresalientes de un oasis. Praderas y estepas son capaces de admitir árboles y
su esterilidad es más debida a la interferencia del ser humano que de la propia
naturaleza.
Durante el siglo XIX los recolectores de plantas
enviaron semillas a Europa y Estados Unidos desde todas las partes del mundo,
mientras los viveristas se apresuraban a producir híbridos. Estos,
artificialmente conseguidos polinizando unas especies con otras con la
esperanza de poder combinar las mejores calidades de los padres escogidos, se
introdujeron en las plantaciones ornamentales.
Existen una gran cantidad de manzanos con vistosas
floraciones e interesantes foliaciones. Los hibridadores han conseguido
producir manzanos con hojas púrpura y abundantes flores. Los jardineros y
viverístas del siglo XIX han sido, por lo tanto, los principales culpables de
incrementar el número de árboles introducidos que no se encuentran salvajes en
la naturaleza. Antes, la elección de cualquier árbol había sido realizada por
su sombra y su forma; ahora es más importante por el color de sus hojas y su
importante floración. La moda también juega un importante papel en la selección
de los árboles. Es prácticamente imposible introducir una Araucaria araucana con
éxito en un jardín europeo, pero ha sido una rareza durante mucho tiempo, hasta
que resultó fácilmente asequible para el que quisiera plantarla. Un poco más
tarde la Sequoia gigante (Sequoiadendron giganteum) fue
también popular y ahora no hay jardín de cualquier tamaño que no haya sido
capaz de prescindir de ella, con el reciente descubrimiento del fósil viviente,
la Metasequoia
glyptostroboides, ha ocurrido lo mismo en países con
temperaturas frías.
Los árboles han sido usados así mismo para
embellecer las nuevas carreteras y autopistas que se han construido, mientras
las grandes avenidas de las ciudades fueron así mismo plantadas con
alineaciones de árboles en las nuevas urbanizaciones.
El árbol más utilizado fue el plátano español (Platanus
x hispánica), también conocido como el plátano de Londres porque fue
extensamente plantado en aquella ciudad. Muchos árboles no resisten en las
contaminadas atmósferas de nuestras ciudades, pero el plátano, que renueva su
corteza todos los años y por ello no se contamina de hollín, vive
esplendorosamente en nuestra ciudad a pesar de sus otros muchos problemas de
plagas acontecidos después, muchas ciudades han prescindido de su plantación...
En el siglo XVIII la niebla era suficientemente perjudicial en Londres para
catalogar una lista de plantas que podían vivir en esta ciudad.
Sorprendentemente la contaminación descendió en el siglo XIX. Es menor hoy en
día, pero donde existe, es más letal para la vida vegetal, posiblemente como
resultado de la aparición de otras materias químicas en el aire. Donde es
posible, hoy en día, las grandes urbanizaciones en todo el mundo incluyen los
árboles con la tentativa de humanizar la apariencia mineral de la arquitectura
contemporánea.
Generalmente, cuando plantamos un árbol, utilizamos
una planta joven, que con el tiempo se convierte en un magnífico ejemplar. Sin
embargo, ha habido siempre gente impaciente y desde el siglo XVII se ha
inventado toda clase de maquinarias y herramientas para trasplantar ejemplares
de árboles grandes ya desarrollados. Arboles desarrollados que son a menudo
empleados en las plantaciones de las nuevas ciudades. El trasplante de árboles
de gran desarrollo es caro y aburrido, especialmente si el árbol muere, pero se
consigue el efecto que el arquitecto o el político quiere inmediatamente,
aunque lo que puede ser una buena arquitectura no debe ser necesariamente una
buena jardinería o al revés. Estos árboles desarrollados sobreviven, pero
raramente crecen con éxito, hay que argumentar el porqué del uso de este tipo
de árboles.
Las plantas con frutos ornamentales, como los
serbales (Sorbus aucuparia) o los manzanos de flor (Malus spp.) no son muy aconsejables para plantar en la vía
pública, ya que cuando los frutos se marchitan y maduran y caen se convierten
en resbaladizos, pudiendo ser un peligro para los peatones. Esto parece ser un
riesgo aceptado y a pesar de ello los serbales, como árboles ornamentales, se
ven frecuentemente plantados en las calles de regiones frías. El manzano
japonés (Malus tchonoskii) es uno de los nuevos ornamentales; sus hojas,
que en primavera poseen un color plateado atractivo, cambia a colores más
preciosos cuando caen en otoño. Muchas otras especies de Malus y Pyrus pueden
ser utilizadas. En los trópicos y subtrópicos es muy frecuente ver plantaciones
lineales de árboles espectaculares como el flamboyán (Delonix regia) o el tulipero
de Gabón (Spathodea campanulata). Es de notar que ambos, así como el
falso castaño o castaño de indias son muy escasos en la naturaleza, pero han
sido muy propagados como árboles ornamentales, existiendo más en cultivo que
como especies autóctonas en sus hábitats naturales, en nuestra región un árbol
tradicional de fruto es el naranjo amargo, al que deben serles recogidos sus
frutos anualmente para su aprovechamiento, al tener el mismo problema.
LA INFLUENCIA DE LOS ARBOLES EN EL
COMERCIO
Puede argumentarse que los árboles constituyeron uno
de los más importantes recursos naturales para el hombre, incluyendo las
celulosas, los combustibles fósiles de carbón y petróleo, lo que es evidente
que la civilización depende todavía de los árboles tanto en el pasado como en
el presente. Siendo también relevantes por su valor ornamental y el placer que
nos ofrecen.
Los árboles nos facilitan muchos de nuestros
alimentos. El famoso vapor Bonty, cuando el motín, fue utilizado en una
tentativa para transportar el árbol del pan (Artocarpus altilis)
desde Tahití a las Indias Orientales. Cuando esta misión fue cumplida en el
Providence, el fruto del árbol del pan fue utilizado como alimento y distribuido
en todos los trópicos.
La Compañía Holandesa de las Indias se enriqueció
con el monopolio de los ajos y las nueces moscadas. Y el árbol del caucho (Hevea
brasiliensis) fue permitido extraerlo del Brasil como regalo a la reina
Victoria, pero en realidad fue enviado a las colonias inglesas. Los españoles
se llevaron el árbol del cacao desde Méjico a África. Los árboles frutales
fueron los primeros que viajaron, eran especies que nunca habían sido
cultivadas en gran escala con fines comerciales.
Existían problemas en cubrir grandes áreas con una
simple plantación. Si aparecía una plaga, el resultado era desastroso. Cuando los
huertos eran pequeños y estaban separados unos de otros, los insectos podían
dañar una plantación, pero no la totalidad de las mismas. La plaga del cacao,
para la cual no existía cura ni prevención, tuvo un gran efecto en los estados
africanos.
En la actualidad, el monocultivo parece ser la forma
adaptada para cultivar árboles frutales, aunque no es posible limitar el huerto
a un cultivo singular. Muchos frutos no pueden ser hibridados por su propio
polen. Muchos frutales precisan polinizadores para fructificar.
Muchos frutales han sido cultivados desde hace
muchos años y sus orígenes son inciertos. Parece razonable que la manzana
provenga del manzano silvestre, pero nadie ha podido demostrar sus vínculos y
ambas pueden proceder de un árbol extinguido.
En aquellos tiempos, la selección de nuevos cultivos
era más materia de suerte que de investigación. Las semillas de los frutos eran
sembradas y cuando aparecía un fruto apetecible se multiplicaba por
reproducción vegetativa, injerto o acodo. A principios del siglo XIX, existió
la tendencia de hacer cruzamientos e hibridaciones entre dos frutos, para que
el fruto resultante reprodujera ligeramente una mejora del anterior, aunque con
sólo el sabor es difícil de encontrar calidad, estaba todavía lejos de ser una
ciencia exacta. Algunos frutos, generalmente cítricos (naranjas, mandarinas y
pomelos), ahora no poseen semillas en sus frutos, haciéndolos más fáciles de
comer gracias a los cruzamientos y polinizaciones realizados, al igual con
ciruelos, melocotoneros, nísperos, manzanos, perales, etc...
Generalmente ha sido el fruto del árbol el que ha
atraído nuestra atención, pero otras partes también deben de ser consideradas.
Durante muchos años el único tratamiento efectivo de la malaria fue la quinina,
derivada de la corteza de un árbol del Perú (Chinchona officinalis).
Su uso fue descubierto por un jesuita misionero español, José Celestino Mutis,
y fue conocido coloquialmente como corteza del jesuita. En 1.860, después de
diversos pactos políticos, el Director del Kew Garden de Londres, Sir Joseph
Hooker, fue capaz de enviar al botánico independiente Richard Spruce a explorar
la Sudamérica tropical, lo que permitió obtener árboles jóvenes y semillas de
quinina desde Bolivia. Se estableció en las Indias inglesas y ahora es
ampliamente cultivada en los trópicos.
Otra corteza de indudable valor, que probablemente
descubrimos los españoles es la del (Rhamnus purshiana,) que se conoce en
medicina como cáscara sagrada. El americano Joseph Rock, a principios de este
siglo, viajó cientos de millas con la intención de encontrar un árbol que se
decía curaba la lepra. Tuvo suerte, pero los resultados no fueron los que él
esperaba. Existen todavía sin embargo muchos productos medicinales para
descubrir y extraer de los árboles.
Antes de que los muebles fueran pegados con cola se
utilizaban fibras de un árbol extraídas de las semillas del (Bombax malavaricum.)
En China, durante muchos años, el papel era
producido de la corteza de la morera de papel, (Broussonetia papyrífera,)
y se realizaban vestidos con sus fibras.
En el mundo oriental vastas zonas forestales fueron destruidas
para hacer papel y cartón. El corcho, derivado del alcornoque (Quercus
suber) es muy utilizado para cerrar recipientes y para hacer tapones
para las bodegas, así como aislante especialmente en suelos y paredes.
Aparte de su valor alimenticio, las aceitunas y
nueces son valiosas fuentes de aceites. A pesar de su elevado precio, muchos
cocineros insisten en el aceite de oliva, mientras el aceite de nueces es un
buen sustituto. Aceite también se extrae de los cocos, cacahuetes, palmeras y
probablemente otros muchos frutos que pueden ser usados al efecto.
El árbol del caucho (Hevea brasiliensis) fue
traído del Brasil al Kew Garden en Londres y después a Asia, pero el caucho
también fue extraído del árbol del caucho de la India (Ficus elástica). Algunas
de estas higueras tropicales también producen laca- con la ayuda de la laca son la base del barniz, mientras otro
número de árboles producen barniz. Resinas como el copal, producida por varios árboles leguminosos, se utilizan en la
manufacturación de pinturas. Otras resinas producen mastic y turpentina.
Antes, los colonos americanos dependían del azúcar extraído de la savia del (Acer saccharum.) El jarabe de arce
todavía es popular en estas regiones.
Hay una pregunta abierta de si es el café o el té la
bebida más popular, ambos son productos extraídos del árbol. Del té las hojas
secas forman la base de la infusión, en el café son las semillas tostadas. Aparte
de los árboles para extraer madera, el té y el café son probablemente los
árboles más cultivados. Los diferentes productos esenciales que extraemos de
los árboles son enormes, los tintes son obtenidos del (Haematoxylon campechianum). Campeche. un árbol medicinal de
América Central del que sólo se utiliza la médula. En el Sureste de Asia y las
partes cálidas del Norte de África, la alheña
se obtiene de las hojas de (Lawsonia inermis) utilizada en
cosmética, se extrae un tinte rojizo para hacer tatuajes a la piel y tinte de
uñas entre otros usos. Un tinte azul conocido como Yoruba índigo, proviene de
las jóvenes hojas de un árbol de África del Este, el (Lanchocarpus cyanenses). El (Achras sapota) es de
interés no sólo por sus frutos exquisitos conocidos como "sapotillos" o su mermelada, sino por el jugo de su
corteza de donde se extrae chicle que fue la base del Chicle-gum, aunque hoy en
día se utilicen otras sustancias.
Uno normalmente no piensa que la cera sea un
producto de un árbol, pero todavía en el lejano Oeste los cirios han sido
confeccionados con los frutos del árbol de la cera (Rhus succedánea y del Sapium sebiferum), mientras en
Suramérica la palmera de cera (Copérnicia cerífera) que crece en
condiciones secas y hostiles, produce mucha cera en sus hojas, siendo cultivada
comercialmente por esta condición.
En los Andes otra palmera, la Ceroxylon andícola,
protege su tronco con una capa de cera.
Mucha gente conoce que la canela es la corteza de
las ramitas del árbol de cinamomo (Cinnamomum camphora) del que se
extrae el alcanfor, otra canela ligeramente de inferior calidad conocida como "cassia" es obtenida de otras
especies. La hoja que da al "curry"
su aroma característico procede del árbol indio (Murraya koenigii,)
mientras otras especies (Murraya paniculata) es la fuente de
la madera de "aceitillo" , (Santalum álbum) es el de madera de
sándalo y de un aceite destilado de esta madera aromática, que procede de este
árbol utilizado en perfumería .
Cuando Humbolt hizo sus exploraciones en el Centro y
Sur de América, a principios del siglo XIX, fue aturdido por el árbol de la
leche (Brosimum galactodendron). Este contiene una savia lechosa que
puede fácilmente ser extraída del árbol y convertida en una bebida aceptable.
Un aceite inflamable y un barniz son obtenidos del (Aleurites
moluccana,) euphorbiácea nativa de las indias
orientales.
Muchos árboles tienen cortezas y savias venenosas,
el famoso veneno de las flechas que utilizaban los indios en Suramérica lo
extraían de la (Stychnos toxífera.) La estricnina es derivada principalmente de
las semillas de (Stychnos nux-vómica,) aunque es un veneno virulento, en
pequeñas cantidades es apreciado como estimulante. Una trepadora leñosa, (Derris
ellíptica,) es una de las muchas plantas que se introducen en el agua
para dejar estupefactos a los peces, pero sus tubérculos, cuando secos y
preparados, han sido utilizados como un insecticida válido para la protección
de muchas cosechas. Recientemente, ha existido interés en el (Discoreophyllum
cumminsii,) cuyos frutos son 300 veces más dulces que el azúcar y
poseen una proteína que no engorda. No está demostrado que pueda ser un
sustituto del azúcar, pero si utilizado en jarabes y bebidas con sabor.
La (Blighia rápida,) la fruta nacional
de Jamaica, conocida como “Ackee” fue nombrada por el capitán Bligh del Bounty,
que la trajo de las Indias Orientales después de que eventualmente distribuyera
el fruto del pan. También es una planta interesante. El aro que rodea las
semillas es un buen condimento, con gusto parecido a los huevos revueltos, pero
las semillas son muy venenosas. Lo mismo ocurre con el tejo, donde la suave
copa roja que envuelve la semilla se puede comer, mientras que la semilla es
letal.
Al principio la madera extraída de los árboles se
recogía de los que crecían de forma natural en las proximidades de los talleres
constructores o carpinteros, pero a medida que fueron explorándose nuevas
tierras, fueron encontrándose mejores bosques. En el siglo XVIII las grandes
fábricas de muebles inglesas prefirieron trabajar con maderas de las Indias
Orientales, la caoba. Parece extraño que hubiera barcos cargando troncos de
árboles al país donde había madera en abundancia. Los franceses, sin embargo,
prefirieron madera de las indias occidentales como el palo rosa (de la leguminosa Dalbergia) y satinwood (Cloroxylon swietenia).
La madera de teca (Tectona grandis) fue
descubierta a principios del siglo XIX, por su gran fuerza y dureza también se
mostró como una madera apreciable. El ébano (Diospyrus ebenum), con
madera de color negro azabache fue altamente cotizada, es la médula con
relación al ébano, procede del Este de Asia. Porqué ha llegado de repente esta
demanda de maderas tropicales no está del todo claro, admitiendo que son mucho
más bellas cuanto están bien pulidas, y que presumiblemente daban distinción a
la gente rica capaz de adquirirlas. Es interesante conocer cómo los fabricantes
de muebles aprendieron sus distintos usos. Es verdad que hasta este siglo una
de las primeras cosas que llegaban de extraños países era investigar acerca de
la madera local y sus usos.
La madera de hierro (Mesua férrea) es tan
fuerte que ha sido un reto para los constructores de armarios trabajarla,
mientras la (Guaracum officinale) posee madera tan dura y densa que no flota
en el agua. En el otro extremo está la (Ochroma pyramidalis,) que es tan
ligera que un sólo hombre puede fácilmente levantar una gran viga. Hoy todavía
se usa en construcción de modelos.
Muchas de estas maderas tropicales son muy caras,
por lo que no es comercial confeccionar artículos enteros con ellas, por ello
se inventó la técnica del chapado. La mayor parte del mueble está construido
con maderas menos caras y después se le pega la madera que desea. Aún hoy, las
nuevas maderas tropicales son empleadas. Muchos suelos de parquet están
construidos con afromosía (Pericopsis elata), una
moderna introducción.
Existen muchas maderas aceptables en los árboles de
los trópicos que el comercio forestal ha abandonado. Cuando un árbol
desaparece, hay otro probablemente de igual calidad que toma su sitio. Esto
parece una actitud poco inteligente, pero sirve los propósitos de los madereros
hasta tanto y cuanto en los bosques y selvas tropicales les permitan cortar.
Incidentalmente, una cantidad de estas nuevas maderas son frecuentemente antiguas,
aunque ahora se denominen con mayor precisión. La teca puede ser la madera de
un árbol singular, pero los madereros de otros árboles tropicales de madera
dura pueden venderla como teka. Igualmente, cualquier madera negra está sujeta
a ser conocida como ébano, aunque al final cinco géneros diferentes pueden
suministrar madera con la misma dureza y color.
Los árboles han sido utilizados desde siempre para
construir barcos, viviendas, medicinas y componentes para pinturas. Han sido
utilizados también como fuente de sustitutos del plástico. Muchas de las
primeras obtenciones estuvieron basadas en la producción de celulosa para
papel, que era fácilmente extraída de la madera. Una de las primeras fibras
hechas por el hombre, el rayón, era también un producto de la madera.
Sevilla julio 2016
HISTORIAS EN VERDE.-
1ª REFLEXION
LOS ARBOLES DE NUESTRA CIUDAD.-
Por
José Elías Bonells
Ex-adjunto a la Jefatura del Servicio de Parques y Jardines
del Ayuntamiento de Sevilla
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1ª Reflexión,- Los árboles de Nuestra Ciudad
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1ª Reflexión,- Los árboles de Nuestra Ciudad
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INTRODUCCION
La magnitud de las grandes urbes y el creciente interés por la
ecología han hecho que muchos ciudadanos vean en los árboles el mejor y más
seguro antídoto contra la degradación de nuestras ciudades.
Esta recopilación de los árboles de nuestra ciudad pretende transmitir
un mensaje de protección y respeto hacia ellos.
La indiferencia de la sociedad con respecto a su importancia en la
ciudad debe ser postergada.
No es nada nuevo, las mejores experiencias realizadas con éxito en
otros países me han servido como elementos de referencia para esta propia y
singular elaboración, creyendo que somos nosotros los profesionales y también
los ciudadanos, los que debemos utilizar nuestras propias palabras para poner
en juego nuestros propios deseos.
El énfasis exagerado de la malsana actitud de "plantar árboles a
toda costa", aunque éstos no puedan sobrevivir ni desarrollarse, es aún
moneda demasiado frecuente en nuestros días.
Corresponde a los sectores sociales más sensibilizados destacar la
riqueza arbórea que poseemos, enseñar a protegerla, conservarla y disfrutarla.
Tenemos que valorar nuestro patrimonio arbóreo y dar a conocer este
valor para que el ciudadano lo conozca y sienta interés en conservarlo.
Mi intención ha sido la de recopilar todos los géneros de árboles
existentes en la ciudad que me han parecido de interés, un pequeño compendio de
historia y de su amistad con el hombre.
Como toda obra humana no será lo completa que desearía, por lo que
cualquier crítica será bien recibida y desde luego aceptada.
Mi deseo es que su publicación genere encuentros, motive diálogos,
movilice actitudes y promueva la creación de grupos interdisciplinares y
cambios de actitudes que jerarquicen la importancia del árbol urbano en la
ciudad.
Ellos ocupan calladamente el lugar que se les asigna en la ciudad,
donde permanecen en el más absoluto anonimato a pesar de los innumerables
beneficios que aportan para la consecución de una mejor calidad de vida de la
colectividad.
Un tema en el que las variaciones son innumerables, es una fuente
inagotable de placer.
Nadie duda en la actualidad de la importancia de los árboles para la
supervivencia en nuestro planeta.
¡Qué placer cuando uno puede pasear bajo los árboles observándolos
atentamente, incluso si conoce de ellos y qué riqueza de enseñanzas no es
impartida sobre el terreno!
La cultura del árbol debe ser difundida; su presencia casi siempre
está unida a la historia y tradición de los pueblos.
El árbol ha sido siempre, y ahora más que nunca, símbolo de calidad de
vida, quienes están interesados en este bienestar los cuidan, respetan y tratan
de que crezcan en las mejores condiciones en nuestras ciudades.
Desde la antigüedad, han sido considerados símbolos de riqueza y parte
fundamental de la cultura de la naturaleza y del medio natural. Un pueblo culto
sabe cómo cuidar y respetar sus árboles e incluso por el estado de los mismos
podemos conocer el nivel cultural de la ciudad.
La inadecuada planificación urbana, manifestada por el uso inapropiado
de los árboles en la ciudad es todavía un corolario diario, avalarlas por
estudios científicos.
La búsqueda de una respuesta que pretenda ser verdad única y universal
es utópica, cada pueblo debe utilizar sus propias tradiciones adaptándolas a
las nuevas técnicas de arboricultura moderna que aparecen constantemente.
Asistimos día tras día a la destrucción de los árboles, siendo la
ignorancia, a mi modo de ver, uno de sus principales problemas, se planifica
sin contar con ellos, unas veces desde un frío gabinete o lo que es peor, con
trabajos de campo en los que los árboles no son considerados, como si no
existieran. Se redacta el proyecto y todo se da por bien hecho en aras de un
falso progreso.
Pero ¿qué progreso se puede defender atentando contra los árboles?
Testigos mudos de los acontecimientos acaecidos en su entorno, con
muchos años en sus troncos, sin considerar sus grandes valores urbanos o
ecológicos, son abatidos y maltratados.
El listado de catástrofes arboricidas ocurridas en nuestra ciudad en
su tiempo no debe seguir aumentando.
En su larga y sosegada vida los árboles nos marcan el paso de las
estaciones, los ciclos vitales de nacimiento, crecimiento y muerte son el
símbolo del tiempo y el espacio, tienen una disposición natural para hacer del
tiempo y el espacio dimensiones sagradas.
La mayor parte de los árboles singulares o monumentales están
emplazados en lugares de especial vibración. El árbol se hace poderoso. Añoso y
venerable ejerce sus influjos, el hombre lo concibe como tal y le confiere el
sentido de árbol sagrado, y se hace responsable de su protección.
Cuando un árbol alcanza por su tamaño, edad, emplazamiento o fuerza
transpira una aureola que lo hace destacar entre los de su entorno, adquiere un
significado diferente a ojos del ciudadano y enseguida recibe un nombre propio,
expresión de la admiración que despierta, crea a su alrededor un
"microclima" que lo envuelve como una "bendición".
El desprecio al árbol debe terminar, debemos concienciar a los
diseñadores de espacios urbanos que los ciudadanos queremos árboles, la
construcción de un aparcamiento subterráneo, las obras del Metro, una autovía,
una nueva avenida o algún ensanche, debe ser considerado respetando los árboles
existentes, o potenciando más su presencia si cabe. Ante la alarmante falta de
sensibilidad debemos levantar nuestra voz, para convencer a los políticos y a
los proyectistas de lo urbano que los árboles nos son necesarios, son los
técnicos los que con sus planes, proyectos y diseños quienes pueden contribuir
más a respetar estos seres entrañables y necesarios para mejorar la calidad de
vida de nuestras ciudades.
Este serie de artículos no es algo de usar y tirar, no está hecho con
rapidez, su gestación y elaboración ha sido lenta, pausada, nunca podemos decir
que lo sabemos todo sobre los árboles, conforme nos adentramos en su mundo se
ensanchan los horizontes de nuestros conocimientos, sólo a través de muchas
consultas a diversos especialistas en diferentes campos se garantiza el rigor
de las especificaciones expresadas en lenguaje llano e inteligible.
Quizás todo esté un poco desordenado, las ideas se han ido
entretejiendo como las ramas de los árboles. Es cuestión de vagabundear leyendo
y dejar volar nuestra imaginación.
"Estos árboles que a todos pertenecen, al cuidado de todos se
confían".
Sevilla julio 2016
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