La Historia de Forja XXI: 22 años de "Fiesta" para terminar en ruina
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Los gestores
de la fundación mimada por la Junta no escatimaron en gastos en su sede
· EL MUNDO
accede al interior de la Hacienda Su Eminencia
Perspectiva del despacho que ocupaba el director general de Forja XXI en la
sede central. CARLOS MÁRQUEZ
CHEMA
RODRÍGUEZ Sevilla
Actualizado: 19/01/2015 08:35 horas
Una impresionante
puerta de madera maciza, de dos hojas, diseño moderno y con el emblema de Forja
XXI guarda la que fuese sede central de la fundación, una hacienda del siglo
XVII que sirvió como residencia del alto clero sevillano. Tras franquear
los muros que rodean al complejo lo primero que llama la atención es el
histórico edificio que se alza en el centro, recuperado hasta el más mínimo
detalle y al que rodean unos jardines hoy abandonados pero cuya disposición y
aspecto permiten intuir su antiguo esplendor.
Junto a la puerta
principal, una placa conmemorativa recuerda que estas dependencias «fueron
inauguradas por el excelentísimo señor presidente de la Junta de Andalucía,
Manuel Chaves» el 19 de enero de 2004. Es la primera muestra de hasta qué punto
Forja XXI y la Junta de Andalucía (los gobiernos socialistas de Chaves y
José Antonio Griñán especialmente) mantenían estrechos vínculos.
No en vano, durante
décadas la Junta inyectó decenas de millones de euros en una entidad
teóricamente social que dirigió desde su creación Juan José Ruiz Márquez,
cuñado del ex consejero y ex número dos del PSOE andaluz Luis Pizarro.
Los vínculos con el
PSOE fueron clave: el director es cuñado de Luis Pizarro
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Si por fuera no deja
indiferente, por dentro el inmueble impresiona. Sobre todo por la magnífica
restauración de la que fue objeto hace más de una década. Salta a la vista
que no se reparó en gastos. De hecho, la factura de la rehabilitación de la
Hacienda Su Eminencia, como es conocido el complejo, rozó los dos millones de
euros. Las puertas y ventanas son las originales de la hacienda, los frescos
que adornaban los techos de algunas de las salas lucen como cuando los pintaron
gracias a una iluminación que fue específicamente diseñada para estas estancias
y que permite admirar muros, bóvedas y artesonados como el del que fuera salón
de actos de Forja XXI, donde no falta ni un piano, aún hoy prácticamente
afinado.
Escaleras arriba se
encuentran las oficinas administrativas y los despachos desde donde se
gestionaban las millonarias subvenciones que convirtieron a Forja XXI en una de
las principales entidades formativas de la comunidad, con más de 600
trabajadores, sedes en todas las capitales y hasta proyectos internacionales.
De aquel esplendor da idea la magnitud de las dependencias donde
trabajaban los administrativos y, sobre todo, los despachos de los
responsables, todos dotados de las más modernas comodidades, incluido un suelo
de tarima radiante que mantenía a los directivos de la Fundación en una más que
cómoda calidez durante años, mientras el castillo de naipes se mantenía en pie
con las ayudas públicas.
Lujo de saldo
El despacho del director general ocupa la estancia
principal de la planta noble. Con amplios ventanales a los jardines está
amueblado con todas las comodidades y todo el suelo es de madera maciza con
calefacción debajo. Los bienes de la Fundación Forja XXI -los que no han
desaparecido- se están vendiendo por lotes o separadamente para obtener
liquidez y hacer frente a las deudas. Pantallas de ordenador, coches, la
cocina... Todo está a la venta. La sede principal de Forja XXI está en alquiler
como oficinas. La gestión del arrendamiento la lleva una inmobiliaria de lujo, que
la ofrece por 15.000 euros al mes.
Las irregularidades en
la gestión -con subvenciones no justificadas y contratos ilegales- y el
drástico recorte en la financiación acabaron con la fiesta, hasta el punto
de que el pasado mes de julio el Juzgado de lo Mercantil 1 de Sevilla declaró a
Forja XXI en concurso de acreedores necesario. Como ha publicado este
periódico, la fundación tiene un
agujero de ocho millones de euros que adeuda a más de 2.300 acreedores.
De los 600 empleados
que llegó a tener no queda hoy ni rastro en la hacienda ubicada en La Negrilla.
Las mesas están desiertas y cubiertas de polvo y en algunas de ellas se aprecia
la marca del ordenador que un día desapareció junto a documentos y maquinaria
de los talleres en
un extraño robo que tuvo lugar poco antes de la intervención judicial y que
los directivos sólo denunciaron meses después de que pasase.
En realidad, Forja XXI
no se ha quedado sin plantilla... del todo. El director general, Juan José
Ruiz, sigue a sueldo de la entidad. El inquilino del espectacular despacho de
la segunda planta desde el que dirigía la fundación (20 o 30 metros cuadrados
de maderas y muebles nobles) se blindó con un contrato de 91.000 euros
al año que le garantiza 45 días por año trabajado en caso de despido. Unas
condiciones que han disuadido, al menos por el momento, al administrador
concursal de destituirle porque abocaría a Forja XXI a la inmediata
liquidación.
Paseando por las
estancias de este edificio monumental se respira el poderío que llegó a tener
esta fundación, creada al calor de la Expo 92 y con el canónigo de la Catedral
Manuel Benigno García -vinculado al ex presidente Felipe González, por
cierto- como principal impulsor. Uno se pregunta al subir a la azotea desde la
que se divisa hasta la Giralda cómo es posible que algo tan grande se desplome
tan rápido, pero claro así son los castillos de naipes.
Todo está hoy
abandonado y la orgullosa sede de Forja XXI es apenas una sombra de lo que fue.
Los jardines crecen salvajes y el polvo lo cubre todo. Está claro que la
fiesta se ha acabado.
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Deben de exigirse responsabilidades a quien corresponda, sea quien sea. Es algo que demandamos los ciudadanos sensibles y honrados
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