Plazas duras como sus caras
Las plazas duras fueron diseñadas para desubicar a los ciudadanos,
achicharrarlos y reducirlos a insectos
Escribía el compañero
Navarro Antolín: "El cementazo de la Plaza de Armas ha hecho sus bodas de
plata en Sevilla hasta que, por fin, se ha aliviado un espacio urbano por
iniciativa de Adif y Mercadona. La lista negra de los espacios duros de la
ciudad se reduce, pero con una cadencia muy lenta". Y escribía la
compañera María José Guzmán: "Espadas ha iniciado el proceso para ordenar
y reformar el entorno de Santa Justa, que tendrá viviendas y uso terciario,
algo esperado desde hace 20 años". Lo peor es que estos espacios
intransitables -o transitables al precio de depresión o insolación por su
agresiva desolación y su carencia de arbolado- no son resultado de la desidia
que dejó una obra a medias, sino de proyectos deliberadamente diseñados para
ser agresivos, ásperos y desacogedores: eso que los arquitectos llaman plazas
duras, tan orgullosos ellos de deshumanizar los espacios públicos porque
consideran lo amable una debilidad y lo acogedor una concesión.
De las siete artes la
arquitectónica es la más impositiva e invasiva. De las otras seis podemos
librarnos si sus obras no nos interesan. Nadie está obligado a ver una
escultura (salvo que esté expuesta en público), un cuadro, una película o un
espectáculo de danza, ni a leer un libro u oír una música. Pero todos estamos
condenados a sufrir y usar las obras de los urbanistas y arquitectos. Este
carácter público y obligatorio de sus obras debería invitarles -sin que
renuncien a su creatividad- a ser más modestos, tener mayor empatía con los
ciudadanos y esforzarse por hacer sus vidas cotidianas más amables.
Desgraciadamente suele suceder lo contrario y actúan con la soberbia de quienes
saben que, se quiera o no, sus creaciones (tantas veces deposiciones) son de
visión y tránsito obligatorios.
Las plazas duras de
Armas y de Santa Justa fueron diseñadas para joder a los ciudadanos,
desubicarlos, achicharrarlos y reducirlos kafkianamente a insectos que las
atraviesan en un desolador y abrasador desamparo. Adif y Mercadona han
solucionado -¡dos décadas después!- el horror de la plaza de Armas y parece que
Espadas, después que Zoido lo intentara sin éxito, hará habitable y
transitable, humanizándolo, el espanto del desierto de Santa Justa. Quedan
pendientes de solución otras muchas intervenciones tan duras como la cara de
quienes las proyectaron, caso de ese yunque del sol que es la Avenida de la
Constitución.
Plaza dura es la Plaza de Rafael Salgado en Bami, y peor que dura es que hay cuatro entradas para un aparcamiento inesistente que asemejan las jaulas de las gallinas y que de momento solo sirven de basurero, alli se almacena infinidad de basura que nadie limpia, Que raro verdad?
Antes de la fechoria era un vergel de plaza, palmeras diversas, acacias, arbustos, hoy es un bodrio que puede enseñar a cualquiera como no debe de hacerse una plaza. Mi sentimiento es que contra mi voluntad me robaron la plaza.
Creo que la obligación de los gestores es mejorar y embellecer la ciudad para los ciudadanos, en este caso lo que han hecho ha sido un autentico castigo para todos. pero en Sevilla desgraciadamente los ciudadanos no existimos mas que para emitirles un voto y para pagar impuestos, despues se rien de nosotros, nos desprecian, así de claro
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