Esta vez ha sido la amputación de los dedos de la mano de una
de las figuras del conjunto monumental que conforma la Glorieta de Bécquer
Parece que fueron recogidos por Protección Civil para su
restauración
Los daños no están catalogados como graves, no obstante, la
gravedad está en que un monumento recién restaurado no sea respetado, no solo
atacan al monumento, atacan al parque, a la ciudad y atacan a todos los
ciudadanos de bien que existen en la ciudad y que gracias a Dios son mayoría
Nos duele la boca de
pedir vigilancia para nuestros parques
Quizás esta vigilancia sobrara si todos los ciudadanos fuéramos
consecuentes, educados y respetuosos, algo que comienza desde que el ser humano
entra en el mundo y en cuyo proceso interviene la sociedad en su conjunto, pero
principalmente en su entorno familiar y escolar
He observado familias paseando con sus niños y pocas veces se
les ha reprendido por actos que no deberían hacer, tal es así que cuando he
visto a algún padre hacerlo me he acercado y le he ponderado su acción, alabando
algo que debería ser la pauta normal, creo es triste
Me ha gustado la cita del director general de Parques y
Jardines “Para educar a un niño hace falta la tribu entera” refiriendo un proverbio
africano. Lo malo del caso es que en la actualidad cuando ves a algún niño
haciendo algo impropio no te atreves a decírselo porque puedes encontrar un
problema con sus progenitores, como a diario vemos les sucede a nuestros
maestros
La sociedad, nuestra sociedad, es cada día más indulgente y
más garantista, y quien la hace debería de pagarla, no abogo por latigazos, si
por algo que pueda disuadir al vándalo de llevar a efecto sus actos, pero
debemos de comenzare con la vigilancia y una vigilancia efectiva y recordando
que los padres son responsables de sus criaturas mientras estas sean menores,
Por supuesto condenamos
este acto vandálico
Lamentablemente es posible que el acto contra nuestro
monumento no haya sido un niño, posiblemente haya sido un niño crecido bajo los
efectos de alguna bebida o estimulante, restos aparecen en el parque como
testigo de su consumo, y seguro ha ido el niño crecido, pero mal educado
Esperemos que los dedos de la dama que forman parte de la alegoría
de algo tan bonito como es el amor, sean pronto repuestos, y mi mayor deseo de
que estos hechos no tengamos que seguir denunciándolos, hagamos una reflexión, ¿encontraremos
la forma de evitarlo?
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