¡Ay! esos árboles que contemplo desde la terraza...y que me sirven de refugio para escrutar la vida, son árboles añejos. Mañana cuando vuelva a pasear mi achacosa vejez bajo su benéfica sombra, ellos me prestarán una sombra amable y hospitalaria, la sombra de la amistad.
Jacinto Martínez
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