Lo que fuera
en su tiempo un jardín del que sólo quedaba un pino junto al puente de Virgen
de Luján y en el entorno de la Glorieta de los Marineros Voluntarios, ahora va
a convertirse en un establecimiento de restauración, bajo los permisos del
Ayuntamiento de Sevilla y la Autoridad Portuaria, embutiendo además al
único árbol existente dentro de la nueva construcción.
El impacto
ocasionado en el paisaje sobre la margen izquierda del Guadalquivir es de
gravedad, rompiendo la visión y la contemplación armoniosa desde este
lugar que lo conocemos así desde siempre. Con esta edificación se ha remontado
la rasante o cota en altura correspondiente con los otros edificios
cercanos en el muelle de la Sal, situados en el nivel inferior del mismo.
Todo esto ocasiona un detrimento en la belleza y la visión
diáfana del curso del río para los paseantes.
Rogamos a
las autoridades competentes que actúen modificando dicha obra, rebajando
su altura, y dando ejemplo de respeto por el paisaje de Sevilla.
Marisol
Buero