El Paseo de
la Palmera.
Tuve la alegría en el mes de julio pasado de conocer
la noticia de la replantación de nuevas palmeras datileras en esta emblemática
avenida. Hace mucho tiempo que llevo comprobando su estado, desgraciadamente,
cada vez más deplorable. Una avenida de 1.358 metros que fue trazada en 1910
por el arquitecto regionalista Juan Talavera para dar expansión a la ciudad
hacia el Sur y hermosear la entrada a Sevilla desde Cádiz para la Exposición
del 1929. Su nombre se debe a una palmera situada en el centro de la glorieta
final de este paseo, hoy llamada Plus Ultra, junto al estadio del Real Betis
Balompié.
El diseño se completaba con el jalonamiento de casas
palacios y chalés de estilos regionalistas e historicistas, al gusto de la
época, y ocupados por la alta burguesía, todo dentro de un concepto armonioso
del entorno.
Mis abuelos disfrutaron de sus paseos desde el centro;
incluso tengo fotos de mis padres paseando por ella cuando eran novios. Era el
entretenimiento de casi todos los sevillanos, y más por su conexión con el
parque de María Luisa. Yo he tenido la suerte de vivir siempre cerca de la
misma, por lo que ha sido un camino de paseo, de transcurso y de placer, desde
mi infancia hasta ahora. Me he sentado en sus bancos desde siempre, con mis
abuelos, e incluso con mis padres ya mayores. ¡Pero quién no ha descansado en
ellos o ha tomado el sol en invierno o ha leído algún libro o periódico!
Guiada por el cariño que encierra para mí esta
avenida, escribo para concienciar de que faltan muchos árboles. La plantación
de estas palmeras que os cuento, es algo irrisorio con los datos que os doy:
nada más que por los tocones de las palmeras datileras cortadas, a groso modo,
faltan 33 ejemplares; de naranjos, 25, y de robinias, 93, que son las
encargadas de dar sombra al paseo central. Cifras que pueden duplicarse, pues
hay espacios de 50 ó 100 metros que son eriales, en los que no existen ni
siquiera huellas de los tocones. Y solo he contabilizado 7 bancos, en muy mal
estado, un número escaso dentro mi recuerdo.
La Avenida de la Palmera se merece una actuación
digna, un respeto a la memoria de nuestros abuelos. Actualmente, nuestro
consistorio quiere ampliar la declaración del Patrimonio Mundial de la Unesco.
¿Y qué sentido tiene que este acceso maravilloso de la ciudad esté como está?
Del mismo modo. permite la destrucción de jardines y el derribo de chalés a lo
largo de este trazado: el último, “La botella”, llamado así en recuerdo a la
botella que tenía el Pabellón de Cordoniu en la Exposición del 29, para
ocuparlo con volumétricas edificaciones que rompen el espíritu de su diseño
inicial.
El escritor,
José María Requena, con aires gaditanos, así le cantó:
“Entre el
parque y el río
hay perfume
de espumas en el aire.
Cádiz se
enreda presentida
en el compás
de las palmeras altas
y el corazón
late por los ojos
en playeros
acechos
a morenas
muchachas nadadoras”
Marisol
Buero Martínez
Septiembre
2019