Todo se inició en 1682 cuando el Palacio de San Telmo fue
construido en 1682 para albergar el Colegio Seminario de la Universidad de Mareantes.,
Allí no existía jardín alguno. EL Real Colegio Seminario de San Telmo instruía
pilotos marineros y artilleros para su
posterior integración a la dotación de navíos mercantes, así estuvo desde 1682
hasta 1847.
En 1832 entre las muchas
las obras que realizo el Asistente Arjona se inauguró el Salón de Cristina,
jardines dedicados a María Cristina de Borbón Dos Sicilia esposa del rey
Fernando VII.
El nacimiento de los Jardines de San Telmo se produce
cuando en 1849 D. Antonio de Orleans y
Luisa Fernanda Borbón, Duques de Montpensier adquieren el palacio, entonces
Universidad de Mareantes para fijar su residencia en Sevilla.
El edificio no tenía una gran finca para desarrollar unos
jardines acordes con la importancia del
palacio, de tal modo que los Duques iniciaron la compra de las fincas aledañas
para construir esa gran zona verde. Fueron las fincas de la Isabela y el
Naranjal y el convento de San Diego con sus correspondientes terrenos (parte de
los cuales se destinarían a explotación agrícola naranjera.) Juntó 25 hectáreas
que el Duque puso al servicio del ingeniero agrícola francés André Lecolant
para que diseñase unos grandes jardines del XIX, además de para que dirigiera
todas sus explotaciones agrícolas.
El convento franciscano de San Diego se había convertido en
una fábrica de curtidos que explotaba Nathan Wetherell, pero las otras fincas
eran de naranjos y árboles frutales.
Lecolant diseño unos jardines románticos al gusto de la
época, y, por supuesto, al gusto de Antonio María de Orleans. Fueron unos
jardines señoriales al lado de Palacio,
con caminos repletos de pabellones, la choza de los carneros. La casa de las
Yeguas, gimnasios, grutas y ruinas arquitectónicas, junto a ciervos y jabalíes,
pajareras, estanques y templetes como el del “Estanque de los patos” (uno de
los ejemplos de lo que aún conservamos de aquellos jardines).
Fueron unos jardines que maravillaban a los invitados de los
Montepensier y que los consideraban de ensueño. Hay que considerar que el
jardín público estaba llegando a las ciudades que hasta entonces se habían
desarrollado en paseos para el ocio de los ciudadanos... Tras la muerte del
Duque (1890), la Duquesa María Luisa Fernanda decidió incluir en 1893, en su
testamento, que las 3/4 partes de sus jardines privados pasasen a ser propiedad
de la ciudad y convertirse así en el primer parque público de Sevilla.
A la Archidiócesis de Sevilla cedió el Palacio y parte de los
jardines, el resto unas 18 has., los cedió a la ciudad para uso y disfrute de
los sevillanos.
La Exposición Hispano Americana primero, que no llego a
celebrarse y la Exposición Iberoamericana
del 1929 después, produjeron grandes cambios en la zona, que afectaron a los
Jardines de Palacio, la cesión de parte de estos para la instalación de
Pabellones Americanos y la construcción del Pabellón de Sevilla de la Exposición,
redujeron el espacio cedido a la Archidiócesis que dedico el palacio a
Seminario Metropolitano hasta el año 1984.
Fueron años de abandono y saqueo del jardín donde
desaparecieron los elementos ornamentales y las especias exóticas introducidas,
los jardines se convirtieron en campos de futbol para recreo de los seminaristas, el jardín
fue literalmente arrasado, no quedaba nada de la majestuosidad de aquellos
jardines aromatizados por la excelencia de las floraciones de los naranjos.
La cesión de estos terrenos trajo como consecuencia la
limitación de los actuales jardines de San Telmo, construyéndose el muro opaco
que los separa hoy de la ciudad, tanto
en el Paseo de las Delicias, como en las calles Rábida y Palos de la Frontera.
No fue hasta 1989 cuando el edificio fue cedido a la Junta de
Andalucía para albergar La Sede del Gobierno Andaluz cuando se iniciaron la obra de rehabilitación
del edificio que continuaron en el 2005. proyecto que estuvo a cargo del
arquitecto sevillano Guillermo Vázquez Consuegra.
En 2010 se inicia la restauración del jardín. Más que
restauración la creación del nuevo jardín, puede ser discutible que si al igual
que se hizo en el palacio se adaptó este a sus nuevas funciones, el jardín
podría haberse restaurado a la época Montpensier o adaptado a los condicionantes
de su nuevo uso. Cada uno hubiéramos diseñado un jardín distinto, quien tuvo
que decidir acepto el proyecto que se le propuso. La propuesta para el jardín
parte de la consideración del estado presente y como sucedía con el viejo
edificio, serán las preexistencias las que marcarán las directrices y fijarán
los parámetros para la formalización del nuevo proyecto.
“El nuevo jardín es un
jardín cerrado, es un oasis en el desierto, un lugar intimista y reservado. El
cerramiento físico del jardín se acentúa con la presencia de la vegetación que
tapizará sus muros, a fin de hacerlos desaparecer y ampliar
visualmente los confines del jardín.
La presencia del gran
vacío central nos sugiere la idea de concebir la intervención como jardines
dentro de un mismo jardín. El conjunto de operaciones se estructura creando
distintos recintos, lugares de estancia, organizados desde un elemento
arquitectónico central formado por las albercas y los patios, ligeramente
excavados. Estos son las antesalas de los distintos jardines que aparecen en el
jardín. Son lugares de paso para llegar al mundo vegetal. Se plantan con
palmeras, de tipos diferentes en cada patio, cuyo sistema de riego es visible a
través de canales, que a modo de acequias recorren el pavimento.
El agua es el origen y
el fin del sistema que traza el jardín. Las albercas, que acumulan el agua para
el riego, son láminas de agua, espejos, espacios de contemplación. Sin agua, se
convierten en espacios de estancia. El riego es también un motivo festivo y
está relacionado con el ciclo de llenado y vaciado de las albercas. Cortinas y
nubes de agua se encienden al paso de los visitantes, refrescando el ambiente.
La forma del jardín viene definida por la presencia de los viejos árboles
existentes; su ubicación y su tamaño dibujarán la geometría de los nuevos
parterres. Grandes masas de vegetación, arbustos, hierbas, etc., se entrelazan
creando un ambiente de jardín paradisiaco, semiasilvestrado, donde frutos,
flores, colores, olores y texturas asumen el mayor protagonismo. El nuevo
jardín de San Telmo asume y recoge en un solo lugar toda la historia que en él
ha transcurrido e inicia así su camino hacia el siglo XXI.”
(Definición del jardín
según el estudio de arquitectura autor del proyecto)
Conocía el jardín expoliado, mi recuerdo los grandes ejemplares
de arboles, principalmente el gran ombú o bella sombra.- Phytolacca dioica que originario
de Ecuador, Brasil y Argentina con más de 150 años ,es el protagonista del jardín
y cuyas dimensiones superan al que existe en la Cartuja de Santa María de las Cuevas,
este monumento vivo debe ser protegido de actuaciones innecesarias con el uso
de las tiránicas motosierras, recuerdo asimismo las palmas de Sagú, Cycas revoluta, ocho de
ellas lucen en el patio del Palacio
,cuatro originales proceden del antiguo palacio, junto a ellas elegantes Washingtonia
robusta y en el centro una de la más altas palmera datilera de la ciudad. Phoenix
dactilifera, unas viejas moreras de papel.-Broussonetia papyrifera y un grupo
de cipreses pegados al palacio. Cupressus sempervirens, el resto de árboles
acacias , olmos , morerasetc. Intrascendentes.
El nuevo jardín incorpora nuevas palmáceas, como
protagonistas las Butia capitata.-Palmera de la Jalea procedente de Sudamérica
que alineadas ocupan un importante espacio en el jardín, junto a las Phoenix
canariensis. Palmera de Canarias, ahora atacadas por el picudo rojo y unos cloróticos
Sarus romanzzofiana.-Coco plumoso que
ocupan el espacio central de la pieza arquitectónica construida a modo de alberca,
realizada con granito de la India que alberga una lámina de agua donde se
reflejan los arboles del jardín, cuando dispone del líquido elemento. Las dos
veces que he visitado el jardín no me ha atraído pasear por esta zona del
jardín dentro de un jardín.
El jardín se ha concebido con elevaciones paisajísticas sobre
la superficie natural del terreno, dotadas de malla antihierbas y un homogéneo
sistema de riego localizado por goteo formando espacios donde se sitúan bancos
semicirculares de acero galvanizado y la banda de iluminación que se refleja por la noche.
De la primera visita en el año 2011 hasta la realizada hace
pocos días la evolución del jardín ha presentado los problemas que desde el
principio eran previsibles, la incorporación de muchas especies procedentes de Sudáfrica,
Australia. Nueva Gales del Sur, China y países subtropicales, junto con otras
plantas autóctonas, plantas con necesidades hídricas distintas en un mismo espacio,
unas exigentes de sol y otras con preferencias de sombra, han producido unos crecimientos
desiguales y otras han desaparecido apareciendo en muchos lugares la malla
antihierbas en vez de las plantaciones que debían de cubrirlas ofreciendo el
aspecto de un jardín sin terminar.
Transcurridos unos años desde su plantación y teniendo en cuenta
que el jardín se ofrece a la visita de los ciudadanos, se hace necesaria una restauración,
no tiene por qué ser costosa, ordenando las plantaciones y corrigiendo aquellos
errores iniciales que se han puesto de manifiesto, las propias plantas dan el camino
a seguir, aquellas que deben reproducirse por su adaptabilidad al espacio y las
que han desaparecido por su inadaptabilidad con el fin de que desaparezcan
estas zonas sin vegetación que nos muestran las mallas antihierbas.
La calidad del agua y
las frecuencias de riego pueden ser un factor determinante en la supervivencia
de algunas especies.
Algunas de las plantas han sido utilizadas por primera vez en la jardinería sevillana,
unas han prosperado y otra se han desarrollado con dificultad en el lugar que
se han situado, el aspecto actual es el de un jardín inacabado.
Creo que la Junta de Andalucía debe hacer un esfuerzo y
acondicionar los jardines de San Telmo para que junto con el Palacio ofrezcan a
los visitantes un espacio digno de la ciudad y orgullo de todos los sevillanos,
por su historia y por su estado de conservación.
Los hechos no dejan de existir porque se les ignore (AldousHuxley)
JoséElías Bonells
Personalmente no tengo constancia de que puedan visitarse, en mi visita al palacio, intente hacer una foto al ombú, para ello no tenia necesidad de entrar en los jardines, estaba a la vista, pero el guarda de seguridad no me dejó , lo que me dejó fue el recuerdo de mi indignación,
Precioso ombú, ahora inicio de este reportaje. y mi agradecimiento a José Elias
No hay comentarios:
Publicar un comentario