Ante la anunciada convocatoria inminente de la Mesa del árbol,
tras años desactivada. Ecologistas en Acción trasladará la necesidad de una
apuesta municipal ambiciosa y decidida de minimizar en parte los efectos de la
ciudad sobre el cambio climático, disminuyendo nuestra huella de oxigeno
mediante la plantación de medio millón de árboles
No basta con reponer los árboles talados. Hay que ir más allá
y dar la batalla al cambio climático con acciones a las que nos obliga la ética
ecológica, la salud planetaria y nuestro propio bienestar aquí y ahora. Medidas
entre las que estarían aumentar en mucho el número de árboles del municipio y
disminuir sensiblemente el de coches circulando. Y aún así el planeta pierde
Porque un árbol maduro puede producir oxígeno para 10
personas, pero un solo coche consume en una hora el oxígeno producido por 200
árboles durante todo un día. En Sevilla hay 330.000 coches, así que basta con
que funcionen media hora al día para consumir el oxígeno de 33 millones de
árboles, y en la ciudad sólo contamos con menos de 200.000
Nuestra huella de oxígeno es enorme y tenemos la obligación
de mitigarla. Trabajemos para que toda zona de la ciudad apta para mantener
árboles lo tenga. Así, hay que poner
árboles, los más adecuados, en todas las calles y plazas, en los solares, en cada rincón de
cada parque… y, también en el resto del territorio municipal, revegetando los terrenos
de titularidad pública, las riberas del río y los arroyos y las márgenes de todos
los caminos públicos, vías pecuarias, etc. Con mención especial para Tablada, transformada
en una selva mediterránea para llegar a disponer, como mínimo, de un árbol por
habitante. Y, aún así, le deberemos muchos millones de árboles al planeta
Pero cada árbol que se planta nos da otros muchos e impagables
servicios: sumen CO2, clave para mitigar el efecto invernadero de los gases de
los coches y otras fuentes contaminantes, favorecen una mayor y beneficiosa
biodiversidad; regulan y suavizan las condiciones ambientales de su entorno
cercano, aportando humedad, fijando polvo y otras particular y disminuyendo la
insolación, algo de especial importancia en ciudades como Sevilla; aportan
belleza, mitigan espacios visuales e incrementan la habitabilidad a la ciudad,
generando bienestar y mayor calidad de vida; etc. Con una mayor profusión de
arbolado, en definitiva, no solo se mitiga nuestro impacto en el medio ambiente
planetario; el más inmediato y máximo beneficio directo sería para habitantes y
visitantes de la ciudad
Por otra parte, y dados los importantes impactos ambientales
y sociales del abuso del coche en la ciudad, en paralelo a la reforestación
urbana desde el Ayuntamiento ha de apostarse decididamente por la reducción en
todo lo posible del uso del automóvil privado para los desplazamientos por la
ciudad, para lo que habría que adoptar, entre otras medidas:
·
Impulsar
el urbanismo que prime la cercanía y la vida en los barrios, de manera que la “movilidad
obligada” sea la menor posible
·
Fomentar
los desplazamientos peatonales y en bicicleta, con un tratamiento del espacio
público mucho más “amable” y sin barreras, y la recuperación de la mesa de la
bicicleta
·
Fomentar
el uso del trasporte público, para lo que, entre otras medidas, hay que
incrementar la velocidad comercial y la fiabilidad de horarios de los
autobuses, lo que exige extender sustancialmente la red de carriles bus
·
Implantar
medidas de calmado del tráfico, con revisión de velocidades máximas a la baja,
demarcación de “Zonas 30”, regulación semafórica y diseños varios apropiados,
etc
·
Limitar
el uso del automóvil privado, que
dispone en nuestra ciudad de un excesivo porcentaje del espacio público, lo que
dificulta o impide otros usos y modos de transporte más “amables” y más sostenibles.
Para lo que deben de abandonarse las políticas de construcción de
infraestructuras que fomenten el uso del coche, especialmente de aparcamientos
rotatorios
·
Realizar
políticas globales de movilidad y accesibilidad, planificando las mismas en el
ámbito metropolitano y no con una visión cortoplacista, de mandato gubernativo,
sino de lustros
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